viernes, 19 de marzo de 2010

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EL MAL USO DE LOS DESINFECTANTES PODRÍA AYUDAR A QUE LOS GÉRMENES DESARROLLEN RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS



El uso incorrecto de desinfectantes podría provocar que algunos gérmenes desarrollen resistencia a los antibióticos, según sugiere una investigación reciente.
Sin embargo, los hallazgos no se han comprobado fuera del laboratorio y no sugieren que haya algo malo con los desinfectantes cuando se usan de forma adecuada. "Usar desinfectantes está bien. Pero no se deben usar mal, ni abusar de ellos", señaló el coautor del estudio Gerard T.A. Fleming.
Es bien sabido que se piensa que el uso generalizado de antibióticos fortalece los gérmenes, porque algunas bacterias aprenden a ignorar los fármacos. En el nuevo estudio, los investigadores buscaban averiguar si un desinfectante podría tener un efecto similar sobre un germen conocido como Pseudomonas aeruginosa, que puede causar enfermedad en personas que tienen un sistema inmunitario debilitado y es una causa significativa de infecciones adquiridas en el hospital.
El desinfectante, conocido como cloruro de benzalconio, se usa en diversos limpiadores cutáneos y productos desinfectantes, además de cremas faciales y espermicidas, apuntó Fleming, científico de la Universidad Nacional de Irlanda en Galway. "Se considera un buen desinfectante, ya que generalmente no hace daño si entra en contacto con la piel", explicó.
En el laboratorio, los investigadores añadieron niveles bajos del desinfectante a una solución que incluía bacterias. Los hallazgos aparecen en la edición de enero de la revista Microbiology.
Los investigadores encontraron que las bacterias mutaban y se volvían resistentes al potente antibiótico conocido como ciprofloxacina (Cipro) tras la exposición al desinfectante. Cipro es mejor conocido como un fármaco utilizado para tratar a la gente expuesta al ántrax.
Las bacterias también se hacían resistentes al desinfectante.
Pero la investigación tiene una limitación. Se llevó a cabo en el laboratorio, no en el hogar ni un hospital, donde es más probable que el germen en cuestión cause problemas. El estudio no demuestra de manera concluyente qué sucedería en "el ambiente real", advirtió el Dr. Pascal James Imperato, profesor de la Facultad de salud pública del Centro Médico del Sur del Estado de la Universidad Estatal de Nueva York.
Aún así, "el estudio demuestra con claridad la necesidad de más investigación en esta área", señaló Imperato.
Los hallazgos indican que la gente debe usar los desinfectantes al nivel correcto y "no sentirse tentada de diluirlos para que rindan más en un intento por ahorrar dinero", enfatizó Fleming. "Los desinfectantes funcionan en la concentración que aparece en la botella, pero si se diluyen a un nivel en que los microorganismos pueden evolucionar, se puede acrecentar la resistencia".
Además, es importante dar a los desinfectantes tiempo para funcionar, anotó.
"Me preocupa que si no usamos los desinfectantes de forma adecuada en el hogar, podríamos dar a los microorganismos la oportunidad de acumular resistencia a desinfectantes y antibióticos", advirtió Fleming.
"Para decirlo de manera sencilla, los desinfectantes son nuestra primera línea de defensa contra los gérmenes nocivos", añadió Fleming. "Los antibióticos son nuestra segunda línea de defensa, en caso de infección. Nuestro estudio ha mostrado que es posible corromper la primera y segunda líneas de defensa. Entonces, ¿qué nos queda?".
Otro estudio, publicado la semana pasada, ilustra la gravedad del problema.
Investigadores de un proyecto con sede en Washington, D.C., financiado por la Robert Wood Johnson Foundation, reportaron que una bacteria particularmente resistente está progresando en los hospitales de todo el país.
Al estudiar los registros de 300 hospitales, los científicos encontraron que hubo un aumento de más de 300 por ciento en la proporción de casos de Acinetobacter resistentes al antibiótico de último recurso imipenem (Primaxin) entre 1999 y 2006.
Dichas infecciones, que típicamente surgen en pacientes de unidades de cuidados intensivos, por lo general llevan a neumonías o infecciones del torrente sanguíneo graves, e incluso los antibióticos potentes no siempre pueden detener la infección. SOBRE LAS ENFERMEDADES
Por otra parte, están apareciendo nuevas enfermedades, enfermedades emergentes, nunca antes observadas. Este es el caso de la encefalopatía espongiforme bovina (BSE) y el síndrome agudo respiratorio (SARS) que tanta alarma social y sanitaria han creado en los últimos años. Un gran numero estas enfermedades, reemergentes o emergentes, son de carácter zoonótico, es decir, que afectan tanto a animales como a personas. De hecho la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE) informa que el 60% de los patógenos humanos y el 75% de las enfermedades emergentes son de carácter zoonótico.

En los últimos 20 años surgieron al menos 30 enfermedades nuevas, para muchas de las cuales no hay tratamiento, cura o vacuna, o la posibilidad de una prevención o control efectivo. Además, el uso no controlado e inadecuado de antibióticos provocó un aumento de la resistencia antimicrobiana y amenaza seriamente los programas de salud contra enfermedades tan comunes como la tuberculosis, la malaria, el cólera, la disentería y la neumonía.
Este tipo de enfermedades abarca las infecciosas de reciente aparición u otras que se han propagado a nuevas áreas geográficas, tales como el cólera en América del Sur y la fiebre amarilla en Kenya. También incluye enfermedades antes fácilmente controladas con quimioterapia y antibióticos, pero que ahora han desarrollado una resistencia a los productos antimicrobianos.Las enfermedades en cuestión se transmiten de persona a persona, a través de insectos o animales, o a través del agua o los alimentos contaminados.
Los tratamientos que no terminan dando resultado provocan el surgimiento de cepas de microorganismos o parásitos resistentes a los medicamentos. El creciente uso de antibióticos en todo el mundo, a menudo en dosis por debajo de lo requerido y a veces de forma contraproducente, agravan el problema en el futuro.






RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS

En todo el mundo la resistencia de los organismos generadores de enfermedades a los productos antimicrobianos y a otros agentes constituye un gran problema para la salud pública. El resultado es un aumento de infecciones prácticamente intratables, tanto en hospitales como en la comunidad en general. Este fenómeno tiene un impacto fatal en el control de enfermedades como la tuberculosis, la malaria, el cólera, la disentería y la neumonía.La resistencia a los microbios no es un problema nuevo, pero se ha agravado drásticamente en los últimos 10 años. En ese lapso, la expansión del arsenal de agentes utilizados para el tratamiento de infecciones no se ha acompasado con el surgimiento de bacterias resistentes a los antibióticos, cuyo ritmo de crecimiento es alarmante.

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